El complejo aórtico valvular está compuesto por cuatro anillos: el anillo virtual, el anillo anatómico, la unión sino-tubular y un anillo formado por el borde libre de los velos aórticos que asemeja una corona (Figura 12). Lo que rutinariamente medimos como anillo aórtico es el anillo virtual que une los puntos de inserción de los velos aórticos. Tal y como se muestra en la Figura 13, la orientación del clásico plano paraesternal eje largo, que muestra la comisura entre el velo coronario derecho y el no coronario (flecha roja), no corresponde al diámetro máximo del anillo (flecha azul).

El ETE 3D puede ser muy útil para obtener una medida precisa del anillo aórtico, ya que alinear el plano eje corto del complejo valvular aórtico para mostrar el verdadero anillo permite valorar su esfericidad y medir los diámetros máximos (Figura 14).

La medida de la distancia del anillo al ostium coronario izquierdo requiere el uso de ETE 3D, ya que el tronco coronario izquierdo se origina en un plano coronal, que no puede ser adquirido con ecocardiografía 2D estándar (Figura 15). En general, es deseable una distancia >10 mm para una válvula con balón expandible de 23 mm y una distancia >11 mm para una válvula de 26 mm. Esta medida no es necesaria para las válvulas protésicas autoexpandibles. Diastolic distance from annulus, distancia diastólica al anillo.

Las imágenes obtenidas con Live 3D mejoran la resolución y permiten localizar de forma precisa los márgenes de la válvula, montada sobre el balón, y posicionada en el anillo valvular aórtico (Figura 16). La visión biplano permite la visualización simultánea de 2 planos 2D ortogonales y puede ser de gran ayuda en la monitorización del posicionamiento y liberación de la prótesis (Figura 17).

El ETE 3D es de gran utilidad inmediatamente tras la liberación de la prótesis, ya que permite valorar con gran precisión la posición y funcionamiento de la válvula, identificando la presencia y severidad de insuficiencia aórtica (Figuras 18 y 19). La presencia de insuficiencia significativa puede ser una indicación para repetir el inflado del balón e intentar conseguir la máxima expansión posible de la válvula.

La regurgitación periprotésica (RPP) tras una cirugía de recambio valvular se asocia típicamente a dehiscencia de las suturas en relación con infección, calcificación anular, presencia de tejido friable en la zona de sutura o a problemas técnicos durante el implante.

Son más frecuentes en las prótesis mitrales y la presencia de dehiscencias periprotésicas puede asociarse con regurgitación significativa que desencadene insuficiencia cardiaca y/o hemolisis.

Como la reintervención por RPP se asocia tanto con una alta tasa de recurrencia de la dehiscencia como con elevada morbimortalidad, se desarrolla la técnica de cierre percutáneo.

Tanto la ecocardiografía transesofágica (ETE) como la intracardiaca (EIC) han demostrado ser imprescindibles para guiar el procedimiento de cierre de una dehiscencia periprotésica.

Actualmente la ETE tridimensional es la técnica de elección en estos procedimientos debido a su capacidad para identificar tanto la morfología de los defectos, con frecuencia irregular y anfractuosa, como la presencia de defectos múltiples. Además permite medir de forma precisa el tamaño de los mismos.