El uso del ETE supone una ayuda adicional durante las diferentes etapas del implante (posicionamiento del balón durante la valvuloplastia, detección de insuficiencia aórtica post-valvuloplastia, colocación de la prótesis previa al implante), permite confirmar el normal funcionamiento de la prótesis inmediatamente post-implante, así como detectar precozmente posibles complicaciones.
La posición óptima para la válvula Edwards SAPIEN requiere que el extremo ventricular de la prótesis esté 2-4 mm por debajo del anillo en el TSVI. Las figuras 5A y 5B muestran ejemplos de ETE 2D durante la colocación y liberación de esta prótesis.
La CoreValve tiene una estructura diferente y por tanto el borde ventricular de la prótesis debe colocarse 5-10 mm por debajo del plano anular aórtico. La Figura 6 muestra una CoreValve correctamente posicionada.
Inmediatamente tras la liberación de la prótesis, el ETE debe confirmar la óptima colocación y funcionamiento de la misma (Figuras 7A y 7B). Esto requiere el uso de la imagen 2D y la valoración con Doppler, además del uso de ecocardiografía 3D si estuviera disponible. Éste es el momento de evaluar la presencia de posibles complicaciones (Tabla 1).
Cuando la prótesis se libera en una posición demasiado baja, puede interferir con el normal funcionamiento del aparato subvalvular mitral (Figura 8) o puede ser difícil de estabilizar en pacientes con marcada hipertrofia septal subaórtica. Los velos nativos también pueden sobresalir sobre el borde aórtico de la prótesis e interferir en su correcto funcionamiento. En caso de que la prótesis se implante en una posición demasiado alta, podría migrar hacia la aorta, obstruir los ostia coronarios o asociarse con insuficiencia periprotésica significativa.
Una posible complicación es la aparición de insuficiencia aórtica severa, a consecuencia de una expansión incompleta o un incorrecto posicionamiento del dispositivo, de una movilidad reducida de los velos aórticos o de una selección inadecuada del tamaño de la prótesis30. Una prótesis infradimensionada se asocia con la presencia de insuficiencia aórtica paravalvular. Al contrario, una prótesis sobredimensionada puede provocar una expansión subóptima del stent, reducción de la movilidad de los velos y regurgitación aórtica central.